La constancia es la virtud que nos conduce a llevar a cabo lo necesario
para alcanzar las metas que nos hemos propuesto, pese a dificultades o a la
disminución de la motivación personal por el tiempo transcurrido. La constancia
sustenta el trabajo, es la fuerza de voluntad y en el esfuerzo continuo para
llegar a la meta propuesta (Wikipedia).
Cuantas ideas, proyectos, propuestas, planes, propósitos, negocios y buenas
intenciones fracasan por la ausencia de la constancia. La constancia siempre está
rodeada de múltiples problemas y tropiezos que siempre aparecen en el camino. Esta
virtud siempre proveerá la determinación para identificar claramente los
objetivos a alcanzar y nos permitirá mantener la firmeza necesaria.
Experimentar la constancia significa llevar al fiel cumplimiento las ideas
planificadas, asumir retos y cumplirlos, terminar lo que se comienza, no dejar
las cosas para después, no desalentarse ante las dificultades, saber esperar,
hacer las cosas bien desde que comienzas hasta que terminas, mantenerte
haciendo el máximo esfuerzo durante todo el tiempo que requiere el proyecto.
La constancia es la base que sustenta otras virtudes como: la voluntad,
paciencia, tenacidad, firmeza, laboriosidad. Todos estos son componentes que
nos permiten crecer espiritualmente, intelectualmente, socialmente,
humanamente, deportivamente, entiéndase en todas las áreas del saber humano.
Quien es constante tiene la facilitad para alcanzar el triunfo porque está
experimentado en enfrentar la lucha diaria, la cual lo prepara para vencer
todas las dificultades incluyendo sus propias debilidades.
Los proyectos no se construyen de la noche a la mañana, es necesario
imprimirles una dosis de voluntad, muchas horas de empeño y una porción de
sacrificio para ver una obra culminada. Lo mismo ocurre con los propósitos
personales: En el proceso de la formación de la constancia, es necesario tener
una voluntad fuerte que conlleve a un sacrificio personal, esto se refiere no
solo a grandes sacrificios, sino a pequeños actos de dominio propio que se
repiten diariamente hasta lograr formar verdaderos hábitos que moldee nuestra
conducta.
“La constancia es tal vez la única vía para alcanzar los frutos, que una
vez obtenidos, producen en nosotros la satisfacción plena de poder entender que
tenemos la capacidad de realizar las cosas que nos hemos propuesto”.
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