La preparación de Josué como líder, es de suma importancia que se tome en cuenta al estudiar el cumplimiento de la herencia recibida en el Libro de Josué. Fue escogido de entre un grupo de más de millón y medio de hombres porque estaba definido por una serie de cualidades que autenticaban su vida y toda su trayectoria. Como el Señor preparó a Josué, también podemos nosotros aprender lecciones para nuestra vida.
Lo primero que vemos en el Libro de Génesis de parte del Señor, es la promesa a Su amigo Abraham de hacer de su descendencia una nación grande, que tendría el privilegio de heredar la tierra de Canaán (Gn.28:14). Gn.17:2 Y yo estableceré mi pacto contigo, y te multiplicaré en gran manera. Esta promesa dada por Dios a Abraham y a su descendencia de que les daría la Tierra Prometida, es el propósito principal yel tema central por el cual Dios los prepara en lo que resta del Génesis y elAntiguo Testamento.
El
cumplimiento espiritual de esta promesa se da a cada creyente que es un hijo
espiritual de Abraham por medio de la fe. Dice Ro.6:3¿O no sabéis que todos los
que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Pablo nos habla acerca de los beneficios que recibimos cuando nos convertimos a
Cristo. Como lo enfatiza en Gálatas en el cual nos dice que recibimos tanto
bendiciones espirituales como la herencia de Abraham. Nosotros no recibimos la
promesa como Isaac, el hijo natural de Abraham; sino, que recibimos la promesa
espiritual del Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Israel recibió la promesa de una
herencia y de una tierra en lo natural, pero al cristiano más que lo natural,
se le ofrece una herencia imperecedera, guardada en los cielos (Col.3:24). La
meta y el tema central en el Nuevo Testamento es la herencia dada a nosotros en
la persona de Cristo.
Podemos ver que el Libro de Génesis explaya y amplia el tema de la promesa de Dios de la tierra de Canaán, el libro segundo de la Biblia revela y manifiesta el siguiente paso para que esto se cumpla. Después de que el pueblo de Israel se multiplicara en la tierra de Egipto, el Libro de Éxodo lo revela, y explica como Dios rescata y liberta del dominio de Egipto y los dirige hacía la Tierra Prometida. Éxodo nos muestra que para poder capacitar a los hijos de Israel para que pudieran entrar en Canaán, tuvieron que dejar atrás la tierra vieja de Egipto.
Esto se aplica en nuestra vida espiritual, ya que de la única manera que nosotros podemos cumplir con los planes de Dios, es siendo liberados de la “vieja tierra”. Notamos que la salvación nos redime y nos libera, no de la sumisión de Faraón, sino de la sumisión de Satanás y del pecado. Hch.26:18 para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados. Nos ha librado de la potestad de las tiemblas y llevado al reino de Cristo. Sabemos que Cristo en vosotros, es nuestra esperanza de gloria (1ªTi.1:1; He.6:9).
El Antiguo Testamento sigue descubriendo el siguiente paso dado por Dios para los hijos de Israel. El Libro de Levítico que es el tercero de ellos, presenta de una manera detallada, las leyes sacerdotales proporcionadas por Dios, para dar lección de cómo tenían que vivir en la Tierra Prometida. El Señor le dice a Moisés que hable a los israelitas y les pida que anden en sus estatutos y que cumplan con sus ordenanzas, para que vivan en ellas (Ro.10:5; Dt.4:1).
Cuando iniciamos nuestro nuevo caminar en Cristo, también nosotros se nos enseña un nuevo modelo de vida como residentes del reino de los cielos. El apóstol Pablo nos invita a que nos despojemos de viejo hombre, que está viciado con los deseos engañosos, y que nos renovemos en el espíritu de nuestra mente vistiéndonos del nuevo hombre, creado por Dios en justicia y verdad (He.12:1; Ro.6:6).
Números,
que es el cuarto libro de la Biblia, nos advierte de como el pueblo de Dios
tiene la posibilidad de fallar en la observancia y ejecución de los planes de
Dios. El Libro de Números relata la prueba de Israel cuando desobedeció al
Señor, teniendo que vagar por el desierto durante cuarenta años, en lugar de
llegar a Canaán. A pesar de todo esto, disfrutaron las bendiciones del Señor
durante todo este tiempo como lo fueron Su guía, sanidad divina y ver Su
provisión milagrosa. Debemos nosotros también tener mucho cuidado de no creer
que avanzamos porque simplemente estamos recibiendo las bendiciones de Dios.
Encontramos en el Libro de Hebreos en sus capítulos tres y cuatro; en el Nuevo Testamento, una vez más la historia de los hijos de Israel. Pero este enfoque advierte a los cristianos de que ellos también pueden caer bajo la misma situación que el pueblo de Israel que no pudo entrar en las promesas de Dios, así como los israelitas que no pudieron entrar a la Tierra Prometida por tres cosas: Por la dureza de corazón, la desobediencia y por su incredulidad. Sal.95:10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. Hemos tenido el privilegio de que se nos anuncie el evangelio como a ellos, sin embargo, no les aprovechó el oír la Palabra porque no tuvieron fe (Ro.10:17).
Muchas veces los cristianos sufren el síndrome de incredulidad y dureza Israel, pues la desobediencia y la incredulidad hacen que el creyente se retrase en entrar al plan de Dios para su vida. Notamos que su vida espiritual da vueltas sin un objetivo específico y por esta razón se ven enfrentado las mismas pruebas en las cuales han fallado en reiteradas ocasiones. Por esta misma situación pasan muchas iglesias e instituciones que ha recibido un llamado de Dios. Todo esto tiene un propósito de parte de Dios, cuyo único objetivo es prepararnos en medio de esos retrasos para el día en que tengamos que enfrentar nuestros errores pasados con la finalidad de superar todos los obstáculos.
El
Objetivo del quinto libro Deuteronomio, era prepararlos para que posteriormente
pudieran entrar a la Tierra Prometida. Cuando llegaron a las cercanías de
Canaán, Moisés les habló del Libro de Deuteronomio a la nueva generación que se
había desarrollado en el tiempo en que el pueblo estuvo vagando en el desierto.
Deuteronomio fue una preparación para ellos poder entrar a la Tierra Prometida,
mientras Moisés les reitera las leyes de Dios y designa a Josué como su
cesionario o sucesor.
En
conclusión, El Pentateuco es, en efecto, el testimonio de la revelación
progresiva de Dios, que se manifestó a Israel, a fin de preparar la salvación
de todos los hombres. En él se trazan las grandes líneas de la Historia de la
salvación, desde la elección de Abraham hasta la formación del pueblo de
Israel.
Se puede comparar a nuestra vieja naturaleza adámica que también envejece y
muere en la medida en que comemos el maná que es Su Palabra y seguimos Su nube
que es Su presencia. Así, somos equipados para entrar en el llamado de Dios y
Su herencia. En consecuencia, estaremos preparados para cumplir las leyes de
justicia y alcanzar ser parte de la “Generación de Josué”.