“La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la
conducta de la persona hacia metas o fines determinados; es el impulso que
mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para
su culminación”.
La motivación es uno de los aspectos psicológicos que se relaciona más
estrechamente con el desarrollo del ser humano. La motivación no se caracteriza
como un rasgo personal, sino por la interacción de las personas con la
situación, por ello la motivación varía de una persona a otra y en una misma
persona puede variar en diferentes momentos y situaciones.
Cuando te levantas cargado de energía y enfocado en todo lo que tienes que
hacer para cumplir con tu agenda, es una buena señal de tener disciplina. Pero
no solo es esto, sino que hay un componente del cual no hemos hablado y creo
que no podemos pasar por algo. Hablamos de la motivación.
La motivación nos lleva a una total concentración. Para alcanzar el éxito,
debemos de estar envueltos en un deseo tan poderoso que produzca una sed en
nosotros, y nos impulse ciegamente alcanzar nuestros objetivos. Es una sed que
nos obliga a cumplir nuestras metas y produce en nosotros un deseo insaciable
de poder ver cada logro alcanzado.
El estado de emergencia hace que la mente actué aún en las situaciones más
adversas. Por eso, la motivación implica aprender a ejercer la fuerza de
voluntad. Muchas veces podemos sentirnos desanimados, sin deseos de no hacer
nada o en situaciones tan adversas que nos quiten el entusiasmo de trabajar. La
motivación imprime en nosotros una fuerza interna que conduce nuestra voluntad,
motoriza nuestro estado de ánimo y produce la energía dinámica necesaria para
poder avanzar sin descanso.
La motivación es un estado interno que incita, dirige y mantiene la
conducta. Por eso es necesario que estemos siempre motivados para poder
alcanzar satisfactoriamente todo lo que nos propongamos.
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