Después de un largo reinado de casi 60 años de la reina Isabel, y las riñas
o peleas de un heredero poco querido por sus súbditos, el Príncipe Carlos, la nueva
pareja William y Kate recuperó para la Corona lo que desde Diana no se sentía:
El amor del pueblo.
Pero la aceptación que tiene el Príncipe de Gales y su esposa no es el
resultado de un compromiso arreglado al estilo de la realeza. Al contrario,
tiene muchos elementos que los han acercado más a la gente. El más evidente fue
la procedencia de Kate: fue una plebeya, una condición que hace siglos pudo
haber sido maldita y que ahora es la principal característica para romper la tradición.
Esta relación que nació en un ambiente lejano a las pompas del palacio y el
protocolo, fue muy marcada por la espontaneidad que hizo ver al Príncipe
William como un adolescente común y corriente. Su encuentro fue en la Universidad
de Saint Andrews donde, más que una amistad, compartían su amor por la historia
del arte. Esta relación culminó con su boda en el 2011.
Ella tuvo las posibilidades de meterse en el excluyente círculo real debido
a que sus padres habían trabajado para ello. Esta relación revitalizó la
monarquía por la imagen fresca de Kate. En 300 años ningún heredero se había
salido de los rangos de la aristocracia o la realeza para escoger a su esposa. Por
esta razón Kate estaba obligada a impulsar un cambio moderado con el que el
pueblo pudiera identificarse.
La combinación de elementos tradicionales de una boda real británica con
otros propios de la cultura afroestadounidense fue una de las principales
características más distintivas de la boda del Príncipe Harry y Meghan Markle. De
hecho, en Estados Unidos este fue uno de los aspectos más comentados del
matrimonio, a tal punto que se creó una etiqueta en las redes sociales para
referirse al tema.
Entre las novedades incorporadas podemos mencionar el Coro de Góspel, el
violonchelista británico negro Sheku Kanneh-Mason y Martín Luther King. La participación
del Pastor negro Michael Curry, líder episcopaliano quien tuvo el privilegio de
dar el sermón a la realeza británica acerca del poder de amor. Este sermón dejó impresionada a toda la monarquía británica.
Citamos: "Tenemos que descubrir el poder del amor, el poder redentor del
amor. Y cuando hacemos esto, seremos capaces de crear un nuevo mundo de este
viejo mundo. El amor es el único camino", dijo. “Hay poder en el amor. No
lo subestimen. Hablo de poder real. Poder para cambiar el mundo".
Meghan Markle rompió con el tradicional protocolo e incorporó elementos muy distintivos de su raza.
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