1er Crónicas 29:11-13
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el
honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.
Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la
gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu mano está la fuerza y el
poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios
nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
Una
verdadera actitud de Desprendimiento
En los primeros versos de
este capítulo, hay que observar un detalle muy distintivo del rey David.
Podemos notar, que todo lo que él había recogido para la construcción del
templo lo entregó liberalmente; pero no solamente esto, sino que añade incluso
su tesoro particular de oro y plata: tres mil talentos de oro y siete mil de
plata, cantidad destinada a poner en evidencia la devoción de David hacia el
templo y su generosidad.
Ante aquel desinterés del rey, todos los príncipes
de las familias, de las tribus, los jefes militares y los intendentes de
primera hacienda ofrecieron voluntariamente oro, plata, hierro, piedras
preciosas, etc. Debemos reconocer “La Soberanía del Todopoderoso Dios”.
Una
Declaración de Reconocimiento a Dios
David emocionado por la
generosidad de su pueblo, da gracias a Dios por todo esto. Y ruega a Dios para que siempre mantenga en el corazón de Su pueblo esta voluntad y estos pensamientos, encaminando hacia Él su corazón (1er Reyes 18:36).
Fiesta
de Sacrificio a Dios
Luego David dijo a
toda la asamblea: “Bendecid a Jehová, vuestro Dios”; y toda la asamblea bendijo
a Jehová, Dios de sus padres, y postrándose, oraron ante Jehová y ante el rey. Sacrificaron
víctimas a Jehová, y al día siguiente ofrecieron a Jehová holocaustos, mil
becerros, mil carneros con sus libaciones y muchos sacrificios por todo Israel;
comieron y bebieron ante Jehová aquel día con gran gozo (1er Crónicas 20:22).
Aquí vemos a todo el pueblo postrándose ante Jehová con una oración ferviente. Los sacrificios
(holocaustos, libaciones, sacrificios de gracias) fueron muchos. Esta es una
verdadera demostración de reconocimiento ante la Soberanía de Jehová; y David
al hacer esta declaración en los versos anteriores, reconoce que todas las
cosas a Él le pertenecen, ya que Dios es el dueño y Soberano de todas las
cosas.
¿Cuál es nuestra actitud
ante esta declaración y ante este hecho experimentado en el reinado de David? Debería
ser, una actitud de reconocimiento a la revelación divina recibida por David,
por su relación de intimidad con Dios y de cercanía con Él. Finalmente,
declaramos con toda seguridad que: Si nos acercamos a Él, Él se acercará a
nosotros.
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