Descripción del Profeta Isaías de Jesús
Isaías 49:2: “Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba”. Jesucristo la Saeta de Dios.
El profeta Isaías hace alusión a Jesucristo y lo describe como la saeta de Dios. En esta descripción, Isaías presenta al Salvador del mundo con una boca como de espada aguda. Pero en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo en Hebreos 4:12, lo describe de la siguiente manera: “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Su Padre celestial, le enseñó el conocimiento de Su Palabra y lo preparó para el ministerio que Él había ordenado para Él. Así, Él llegó a ser como el salmista David que según 2º Samuel 23:2 dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y Su Palabra ha estado en mi lengua”. En Lucas 2:46-47 dice: “Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”. Esta es una clara evidencia de que Jesús a la edad de 12 años, tuvo la capacidad de confundir a los doctores de la Ley con Sus preguntas y Sus respuestas.
Jesucristo la Saeta de Dios vuelve a Nazaret
Sin embargo, pudiendo el Padre enviarlo a iniciar Su ministerio, no lo hizo así; sino que, por voluntad del Padre volvió a Nazaret; y se sometió a sus padres para cumplir con el plan diseñado por Dios. El profeta Isaías tiene una manera muy particular de describir este período de formación en la vida de Jesús como “me cubrió con la sombra de Su mano”. De acuerdo a lo que dice Hebreos 5:8-9: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”. Dice la Palabra que por la cosas que sufrió aprendió obediencia. Durante 18 años de sufrimiento se convirtió en una vara pulida, creciendo en sabiduría, estatura y en gracia para con Dios y los hombres (Lucas 2:52).
Jesucristo la Saeta de Dios es Colocado en la Aljaba
Cuando una fecha está lista para ser usada, se coloca en la aljaba hasta que el arquero decida usarla. De esa misma forma, Cristo fue colocado en la aljaba, para cuando llegara el momento indicado por Dios. Esto expresa claramente, que Cristo ya está preparado para ser enviado a Su ministerio antes del tiempo señalado por el Padre. Pero sabemos, que Juan el Bautista aún no había preparado el camino para Él con el mensaje de arrepentimiento; y por esta razón, Jesús tuvo que esperar pacientemente.
Años antes de que ocurriera; el profeta Isaías en el capítulo 40, describe el ministerio de Juan de forma poderosa, como la voz de uno que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor, y enderezar las sendas torcidas”. El Todopoderoso Dios no solamente declara la venida de Cristo, sino también muestra el ministerio de aquel que irá delante del Rey de gloria y le presentará ante Israel. Jesucristo la Saeta de Dios.
La Saeta es colocada en el Arco de Dios
Fue en el río Jordán donde Dios colocó la Saeta en Su arco, por así decirlo, y fue disparada hacia el objetivo y destino de Su vida, en todo Su propósito y predeterminación de la voluntad de Dios. Y este destino final era la cruz del Calvario.
Isaías 61:1 describe el ministerio del Señor Jesús de la siguiente manera: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. Cuando se le dio a Jesús la oportunidad de leer las Sagradas Escrituras en la sinagoga de Nazaret por primera vez, de acuerdo a Lucas, en su Evangelio, esté fue el pasaje que Jesús leyó (Lucas 4: 16-22).
Finalmente, el profeta Isaías describe las unciones que cubrieron a Jesús en Isaías 11: 1-5. Dios preparó y capacitó a Su Hijo Jesús para el cumplimiento de Su Plan Divino, y de Su Propósito Eterno. No nos cabe ninguna duda, de que el Padre pudo triunfar en este intento de redimir a toda la humanidad, ya que Jesús Su Hijo amado cumplió a cabalidad todo lo que le fue encomendado. Porque el Espíritu de Jehová estaba sobre Él.
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