https://www.google.com/webmasters/tools/home?hl=es Conquistadores Victoriosos: Dios es nuestro amparo y fortaleza

Dios es nuestro amparo y fortaleza

 

Dios es nuestro amparo y fortaleza

Cuando enfrentamos situaciones en nuestra vida, en las cuales no tenemos una solución; muchas veces nos sentimos impotentes. Cuando solicitamos ayuda, pero tampoco la recibimos; entonces, nos invade la desesperanza y el temor.


Hoy el mundo está enfrentando uno de los peores problemas de salud registrado en toda la historia de la humanidad. Las potencias mundiales han sido sacudidas por este virus que no respeta status social, condición económica, raza, sexo, edad o nación.

Científicos, especialistas y organismos internacionales de salud han reaccionado con impotencia ante la sorpresa del coronavirus, ya convertido en pandemia mundial. Medidas extremas han tenido que ser tomada para detener este fenómeno que se expande rápidamente cruzando fronteras y contagiando a todos los habitantes del globo terráqueo.

Pero, el mundo se ha olvidado de Dios y de las advertencias que Jesús pronunció en el libro de Mateo 24:6-7 “Porque se levantará nación contra nación, y reino con reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.

Ante todos estos eventos que hoy sacuden al mundo, Dios nos recuerda lo que esta escrito en el Salmo 46:1-2 Dios es nuestro amparo y fortaleza. Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.

¿Qué gobernante tiene la solución inmediata para detener este espíritu de muerte que está rondando las naciones y cobrando víctimas con cifras alarmantes? ¿Qué solución inmediata tiene la Organización Mundial para la Salud que pueda ser efectiva en la menor brevedad de tiempo?

Pero el Señor nos dice en 2ª Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

Dios da la solución a esta crisis porque sólo nos pide: Que nos humillemos, invoquemos, oremos, busquemos Su rostro y nos convirtamos de nuestros malos caminos. Si el mundo decide volverse a Dios, entonces Dios “Sanará nuestra Tierra”. 



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