2ª Corintios 5:7 dice: “Porque
por fe andamos, no por vista”. En este pasaje el apóstol Pablo afirma que
Dios no solamente nos ha provisto de un cuerpo inmortal, sino también de que
nos ha dado la garantía de Su Espíritu. Cuando nos habla de esta garantía, está
significando un pago por adelantado, un anticipo o un depósito con la promesa
de que se dará la cantidad completa. Es decir, que vamos a recibir la totalidad
del Espíritu cuando recibamos nuestros cuerpos nuevos. Esta garantía la
presentaremos cuando lleguemos a la Ciudad Celestial.
En Génesis 15:6 vemos que
Abraham le creyó a Dios y le fue contado por justicia. Este simple mortal
llamado Abraham, le creyó a Dios cuando puso su fe y toda su confianza en Él a
tal grado, que se atrevió a sacrificar a su hijo Isaac con tal de obedecerle a
Él (Génesis 22).
También le creyó a Dios
cuando dejando su tierra y su parentela, salió a una tierra que no conocía.
Según Génesis 12:1 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de
tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. Él
sin saber a dónde iría y que cosas tendría que sacrificar para obedecer a Dios,
no escatimó ningún esfuerzo para cumplir con la petición que Dios le hizo.
Como recompensa no solo a
su fe, sino también a su obediencia, en Génesis 12:2-3 Dios le promete lo
siguiente: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te
maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
Hoy Dios te reta a que te
atrevas a creerle, que des el paso de fe que Él requiere; porque solo por medio
de la fe puedes ser beneficiario de la bendición que Dios te tiene reservada.
Cuando el mundo se debate
en una de las peores crisis, y cuando estamos amenazados por un virus letal que
se expande a una velocidad supersónica, alcanzado y destruyendo vidas por
doquier; ¿En quién debemos creer?
Solo en Dios a
través de la fe, porque en Él encontramos paz y seguridad en medio del dolor y
de la desesperación. Pon tu fe solo en Él.
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