Jesús nuevamente trata a
sus discípulos el tema de la crucifixión, diciendo que en dos días este evento
se iba a llevar a cabo. Simultáneamente, los principales sacerdotes estaban
reunidos en la corte del sumo sacerdote, planeado matarlo.
Jesús, ya estaba
experimentando la traición por parte de personas que Él amaba y con quienes se
relacionaba. Lo vemos, cuando Jesús reprende a Judas por haber protestado por
la buena obra de María al ungirlo para Su entierro, situación que incitó a
Judas a traicionarlo, por esto abandonó la cena y fue a hablar con los
principales sacerdotes y capitanes con respecto a la manera en que lo
entregaría.
Vemos en los cuatro
evangelios claramente mencionar que, en la última cena, Jesús declaró la
traición de Judas, pero también advirtió de que todos se escandalizarían por
causa de Él (Zacarías 13:7). A esto, Pedro respondió diciendo que él
permanecería fiel al Señor, aunque los otros discípulos lo abandonaran. Pero Jesús
le responde que él lo negaría tres veces antes de que el gallo cantara
(Lc.22:31-32).
Jesús en Juan 14:15-26, les
hace la promesa de que otro Consolador (El Espíritu Santo) estará asistiéndoles
después de Su partida. Cuya función será la de convencer al mundo de pecado, de
justicia y de juicio. Él los guiará a toda verdad, les mostrará las cosas
venideras, glorificará al Señor Jesucristo y les revelará las cosas de Él, dándoles
una clara visión de los secretos del Señor.
El poder guardador del
Padre y del Hijo lo vemos claramente en la oración sacerdotal de Jesús en la
que pide: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me
diste; porque tuyos son” (Juan 17:9).
Después el Señor
ora para que Sus discípulos puedan ser perfeccionados a través de Jesús morando
en ellos y el Padre morando en Jesús. Esta sin lugar a dudas, es la verdadera perfección
de la unidad; que Trinidad more en los santos en una plenitud que no tenga
ningún limité.
Jesús en su última
aparición, luego de haber resucitado; abrió el entendimiento de Sus discípulos
con respecto a Su muerte y a Su resurrección. Y al anuncio de Su retorno por
los dos ángeles que les dijeron: “Varones galileos, ¿Por qué estáis mirando
al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá
como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:9-11).
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