Daniel 6:16-17
Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los
leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves,
él te libre. Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso. La cual
selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el
acuerdo acerca de Daniel no se alterase. Librados en el foso de los leones.
Después de la caída del
imperio babilónico, Daniel continúa en posiciones de preeminencia. Ya que
ocupa uno de los principales puestos en la administración. El rey Darío dividió
el imperio en 120 sátrapas. Y estos a su vez iban a estar bajo la autoridad de
tres gobernadores, de los cuales, Daniel sería el principal.
La superioridad de Daniel, era atribuida a sus excepcionales dotes de espíritu. Cualidad que provocaba envidia entre los demás gobernadores y sátrapas. Los enemigos de
Daniel quisieron, pues, tomar sus prácticas religiosas para enfrentarlas a las
del rey.
Trama
para acusar a Daniel
Todos los gobernadores
del reino, magistrados, sátrapas, príncipes, capitanes han acordado por consejo
que promulgues un edicto real y lo confirmes. Que cualquiera que en el espacio
de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh
rey. Sea echado en el foso de los leones (Daniel 6:7). Ese fue el argumento
para obligar al rey a castigar a Daniel con lo que sería la pena de muerte.
Pero, lo que ellos no sabían, era que Dios estaba mirando y examinado sus
maquinaciones.
Según Daniel 6:9 “Firmó,
pues, el rey Darío el edicto y la prohibición”.
Actitud
de Daniel Ante este Disposición
Tal como ellos habían
planificado, les resultó. “Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron
a Daniel orando y rogando en presencia de Su Dios” (Daniel 6:11). Teniendo
las pruebas que necesitaban. Fueron donde el rey y lo forzaron con el argumento
de que Daniel era culpable de violar el decreto establecido por él. Y
que, en vista de eso, el decreto no podía ser abrogado por el rey.
Los versos 14 y 15 de
Daniel dicen lo siguiente: “Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran
manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para
librarle. Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron. Sepas, oh rey,
que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey
confirme puede ser abrogado”.
Una
Decisión Obligada
El rey quedó preso por
los dichos de su boca, no tuvo más alternativa que la de ordenar que trajeran a
Daniel y lo echarán en el foso de los leones. Pero el rey hizo una
declaración sin saber lo que en realidad estaba diciendo. Según la parte B del
verso 16 él declaró lo siguiente: “El Dios tuyo, a quien tú continuamente
sirves, Él te libre”.
El rey se entristeció en
su corazón. He hizo ayuno y ordenó un silencio absoluto por el estado en que se
encontraba a causa de la decisión tomada. Pero al otro día, se levantó muy de
mañana y apresuradamente fue al foso de los leones, y acercándose llamó a voces
a Daniel. Y vemos en los versos 21 y 22 de Daniel 6 la respuesta: “Entonces
Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió Su ángel, el
cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño. Porque ante Él
fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo”.
Satisfacción
del Rey
El rey se alegró en gran
manera y mandó a sacar a Daniel del foso de los leones. Los versos siguientes
dicen que ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en Su
Dios.
Finalmente,
ocurrieron dos cosas
1. “Y dio orden el rey,
y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel. Fueron
echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres. Aún no habían
llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron
todos sus huesos” (Daniel 6:24).
2. “De parte mía es
puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y
tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel. Porque él es el Dios
viviente y permanece por todos los siglos. Y su reino no será jamás destruido,
y su dominio perdurará hasta el fin. Él salva y libra, y hace señales y
maravillas en el cielo y en la tierra. Él ha librado a Daniel del poder de los
leones” (Daniel 6:26-27).
Quiero que entiendas de
una vez y por todas. Que ese Dios que libró a Daniel, es el mismo que nos libra
a todos los que creemos, confiamos y esperamos en Él. No importando la
situación que nos toque atravesar. Recuerda, que cuando confiamos en Él, somos
Librados en el Foso de los Leones.
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